La respuesta es ¡NO!
Pero empecemos con las semejanzas, ambas palabras se utilizan popularmente para identificar a pequeñas y medianas empresas (pymes) que mayormente están en su periodo de arranque. Pero la realidad es que se diferencian en tres grandes áreas.
1) LA MANERA EN QUE CRECEN: las startups son diferentes a pymes porque están diseñadas para crecer rápido y atacar grandes mercados, de manera que sus productos buscan innovar en alguna industria tecnológicamente en su mayoría (no exclusiva) y normalmente no están atadas a tiempos o espacios. Ésta es la diferencia entre Google y una tienda de muebles o dulces.
2) LA MANERA EN QUE SE FINANCIAN: las pymes generalmente obtienen dinero de préstamos bancarios, ayudas gubernamentales u otros medios tradicionales. En cambio que las startups deben conseguir su dinero en forma de capital de riesgo bien sea a través de un “Ángel inversor" (persona dedicada a invertir en proyectos) o una firma especializada en inversiones de “alto riesgo”, y para asumir tal riesgo los inversionistas piden parte de la compañía en forma de acciones. Por lo general, se debe contar con un gran proyecto bien educado para conseguir este tipo de financiamiento.
3) ESTRATÉGIA DE SALIDA: quizás ésta sea la diferencia más marcada, cuando las startups escriben su proyecto de inversión deben contemplar la salida de los inversionistas, ya que, la manera en que se aprecia el retorno de la inversión en una startup no es en forma de un cheque mensual (como en las pymes), sino en forma de una gran venta en el futuro a través de varios mecanismos como compra o adquisición de la empresa por parte de otra empresa más grande, licenciar los productos a grandes fabricantes, abrirse en bolsa pública, entre otras.
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