La mayoría de las empresas se encuentran en la cúspide de una transformación digital que conducirá a una reconstrucción completa de sus operaciones. Es probable que este proceso se transforme mucho más que las rondas anteriores de industrialización. La digitalización es un tipo de revolución continua, no un evento de una sola vez. Las industrias no solo tienen que pensar en incorporar la última tecnología en su negocio, sino que también deben rediseñar todo su proceso de innovación.
En épocas anteriores, los ganadores solían ser aquellos que dominaban una determinada tecnología, herramienta o proceso. Pero los ganadores del mañana serán aquellos que entiendan la innovación y que hayan integrado la capacidad de cambiar algo dentro de su cultura y procesos. En otras palabras, la innovación se está convirtiendo en una competencia neurálgica.
Entendiendo la innovación
¿Cómo desarrollar esta capacidad? Primero, necesitas entender la naturaleza de tu objetivo. La innovación a menudo se divide en tres categorías principales: incremental, disruptiva o radical.
La innovación incremental es la variedad de menor riesgo, las mejoras alcanzadas en esta categoría a pesar de ser menores, se acumulan con el tiempo en ganancias sustanciales.
La innovación disruptiva implica la introducción de una nueva oferta que reinventa las fuentes tradicionales de valor en un mercado, un nuevo modelo de negocio con el que los competidores tradicionales no pueden competir. La manera de pensar de Netflix y Airbnb, son un buen ejemplo, ya que reimaginan constantemente negocios de entretenimiento o alojamiento.
Para una industria existente, la innovación disruptiva es algo que le sucede a los participantes del mercado, aparece una nueva fuente de competencia catastrófica, que con el tiempo lleva a la reconstrucción de toda una industria.
La innovación radical, por otro lado, comienza con la invención y luego trabaja en el mercado. Considere, por ejemplo, el avión eléctrico sin conductor que Lilium y otros startups están construyendo ahora, que pueden llegar a transformar las cadenas de valor existentes, volver algunas irrelevantes y crear las inexistentes.
Los teléfonos inteligentes hicieron que toda la industria del GPS (sistema de posicionamiento global) y una gran parte de la industria de la fotografía amateur se volvieran irrelevantes, permitieron crear otros segmentos de mercado nuevos como la banca digital y el seguimiento de activos en tiempo real, como Uber.
Términos como la innovación disruptiva y la innovación radical tienden a utilizarse de manera incorrecta Sin embargo, como advirtió un equipo de investigación de la Universidad RWTH Aachen en un artículo reciente de Harvard Business Review, es importante para las empresas mantener una comprensión clara y una estrategia para la innovación radical y disruptiva, ya que cada una exige un tipo de gestión diferente.
Su revisión de más de 1000 artículos de investigación sobre innovación publicados en los últimos 40 años, sugiere que ante la amenaza de una innovación disruptiva, la mejor apuesta de una empresa es responder con una nueva unidad de negocios o un nuevo modelo de negocios que pueda enfrentar esa amenaza. Por otro lado, la innovación radical significa que necesita la capacidad de incorporar una gran idea rápidamente mediante la contratación de empleados imaginativos para formar una especie de "anti-compañía" dentro de la empresa.
Hoy en día, las posibilidades de mantener una ventaja competitiva por períodos extensos son cada vez menores, considerando la manera acelerada en que funcionan tecnologías como Big Data, la inteligencia artificial y la computación en la nube.
Los límites de la organización en sí son ahora mucho menos rígidos de lo que solían ser, ya que la banda ancha global, las redes de comunicaciones móviles y el poder computacional hacen que sea aún más fácil colaborar con clientes y proveedores.
El nuevo paradigma
La capacidad de seleccionar los tipos de proyectos de innovación para perseguir e incorporar su poder rápidamente, se está convirtiendo no solo en una forma de crear una ventaja competitiva, sino que puede ser la única ventaja competitiva sostenible.
Como líderes empresariales, no solo se necesita innovar, sino también una estrategia y un proceso de innovación. De la misma manera que siempre hemos tenido una estrategia financiera y una estrategia de salida y adquisiciones, ahora debemos considerar nuestra cartera de innovación, vigilando de cerca los desarrollos en todas las industrias, los avances tecnológicos que podrían aplicarse a nuestra empresa y las investigaciones que podrían rendir ganancias notorias a nuestros negocios.
Para algunas empresas, esto significará concentrar la mayor parte de sus esfuerzos en avances incrementales. Otros necesitarán hacer apuestas más grandes, como en el caso de un inversionista de portafolio que podría mantener la mayoría de sus activos en acciones de primera clase, pero al mismo tiempo mantener participaciones significativas en oportunidades más especulativas.
La era digital exige la institucionalización de una nueva forma de pensamiento estratégico y operativo que requiere un pensamiento creativo e improvisado, dispuesto a reinventar la naturaleza de la propuesta de valor de la empresa, debe estar siempre abierta a nuevos socios, nuevos mercados y nuevas posibilidades de productos.
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