A principios del siglo XX, Albert Einstein y Niels Bohr se involucraron en una serie de debates que determinarían el futuro de la física. Sin embargo, prácticamente nadie fuera de la comunidad física le prestó mucha atención al tema. El verdadero impacto de lo que estaban discutiendo no estuvo claro hasta medio siglo después.
Finalmente, los ingenieros empezaron a comprender a lo que Einstein y Bohr se referían para crear algunos componentes básicos, como el transistor y el microchip. Esas innovaciones dieron inicio a la era de la productividad durante la década de 1990.
La historia resume lo complicado que suele ser el camino hacia la productividad. Los descubrimientos de fenómenos misteriosos se deben diseñar en forma de soluciones innovadoras, proceso que puede llevar décadas, luego esas soluciones deben ser adoptadas por la industria para llevarlo a las masas, que también puede tomar otras décadas más. Claramente, necesitamos conectar mejor los ámbitos del descubrimiento, la innovación y la transformación.
El descubrimiento de cosas inútiles
La ciencia es un proceso de descubrimiento y por lo tanto, a menudo es más romántica que práctica. Como lo expresó Marie Curie, "Un científico en su laboratorio no es un simple técnico, también es un niño que enfrenta fenómenos naturales que lo impresionan como si fueran cuentos de hadas". Los científicos reconocidos, son esencialmente grandes soñadores.
Por eso, hasta hace poco, los científicos eran en general hombres de recursos. Históricamente, solo aquellos que tenían recursos y tiempo libre podían perseguir su pasión por el descubrimiento. La mayoría de los científicos, inclusive hoy en día, no buscan ni esperan consecuencias prácticas de su trabajo. Más bien se esfuerzan por ampliar los horizontes.
Por lo general, el resultado del trabajo en ciencias termina en una serie de documentos y conferencias que la mayoría de las personas nunca leerán o escucharán. La física de Einstein y Bohr, la teoría de la selección natural de Darwin, las ecuaciones de Maxwell, el código genético de Watson y Crick y el trabajo de muchos otros, no brindaron ningún beneficio práctico en el momento en que se descubrieron.
Por lo tanto, los descubrimientos, hasta los verdaderamente grandes, a menudo pasan desapercibidos en gran medida porque no tienen un impacto práctico en nuestra vida diaria. Sin embargo, aunque parezca poco intuitivo, hoy vivimos en un mundo de abstracción visceral, en el que las ideas poco probables conducen a avances importantes y las cosas aparentemente inútiles pueden llegar a ser muy útiles.
Ingeniería de la innovación
Como lo explica W. Brian Arthur en The Nature of Technology, traducido al español como La Naturaleza de la Tecnología, mientras los investigadores amplían los horizontes al descubrir nuevos fenómenos, los ingenieros aprovechan esos fenómenos para crear soluciones novedosas a problemas importantes. Es en ese momento cuando reconocemos que los descubrimientos científicos son potencialmente útiles.
Sin embargo, la relación nunca es directa o de 1:1, porque las nuevas tecnologías son combinaciones. Por ejemplo, las computadoras de hoy tienen una gran deuda con Einstein y Bohr, pero también con los teoremas de Gödel, con el trabajo de Alan Turing en una computadora universal y con la teoría de la información de Claude Shannon, solo por mencionar algunos.
A menudo la cadena de eventos es larga y tenue. La teoría de Darwin era incompleta sin la genética de Mendel, que se desarrolló al mismo tiempo pero no se reconoció hasta medio siglo después. Watson y Crick tardaron otros 50 años en descubrir el código genético y otros 50 en descifrar el genoma humano, y apenas empezamos a idear terapias genéticas viables.
Aún así, cuando se desarrolla una solución innovadora, el trabajo no está completo. Para que una idea realmente tenga un impacto, debe ser ampliamente adoptada, lo que significa que debe reemplazar un modelo existente que ya está en uso. Ese proceso de transformación es tan desafiante e importante como el descubrimiento y la innovación que lo preceden.
Transformando la empresa
Faraday y Maxwell descubrieron los principios básicos de la electricidad a mediados de la década de 1800. Edison y Tesla diseñaron soluciones prácticas a finales de ese siglo. A principios del siglo XX, la tecnología comenzó a utilizarse ampliamente en las fábricas, pero al principio, proporcionó pocos beneficios tangibles.
El problema, no era con la electricidad, sino con las propias fábricas. En una planta impulsada por vapor, las máquinas tenían que organizarse alrededor de la fuente de energía, por eso las primeras fábricas que funcionaban con electricidad se diseñaron de la misma manera. Los procesos de trabajo cambiaron poco y apenas había productividad.
Una nueva generación de gerentes, que conocían poco las plantas de vapor, tardó unos treinta años en darse cuenta que las fábricas podrían ser mucho más eficientes si se diseñaran en función al flujo de trabajo. Una vez que eso sucedió, la productividad se disparó y la industria, junto con la calidad de vida, se transformó.
De la misma manera, aunque las computadoras e internet han existido durante décadas, apenas estamos comenzando a transformar nuestras empresas para hacer uso completo de la tecnología y su información. Todavía nos asemejamos a los gerentes de principios de siglo que diseñaban fábricas alrededor de una turbina de vapor que ya no existía.
Innovar en la era digital
La era digital nos ha brindado rapidez, desde las comunicaciones hasta la herramientas tecnológicas que nos permiten trabajar. Sin embargo, los descubrimiento, incluso hoy en día, se quedan en publicaciones poco difundidas durante años, o inclusive décadas, antes de convertirse en soluciones prácticas. Las personas se aferran a los viejos modelos no solo por costumbre y conveniencia, sino también porque necesitan trabajar con quienes emplean esos mismos modelos ya que el cambio en todo el sistema no es fácil.
Aunque de cierta manera, podemos hacerlo mejor. Algunas organizaciones, como IBM, integran los tres componentes necesarios dentro de una organización (descubrimiento, innovación y transformación). Lynda Chin en el Sistema Hospitalario de UT y MD Anderson está tratando de usar la tecnología para conectar a los grupos interesados con el fin de mejorar la atención médica. El ex presidente de los Estados Unidos Barack Obama, creó una iniciativa de fabricación avanzada que conecta la industria y el mundo académico.
Aun así, estos esfuerzos no son suficientes. Es necesario el trabajo duro para conectar el descubrimiento, la innovación y la transformación, de esta manera podremos ver reflejados los cambios en nuestra nueva era digital. La búsqueda por la productividad nunca es fácil, pero podría darse mucho más rápido.
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