Ser privilegiado no te vuelve competente
Muchas personas toman ventaja de posiciones de privilegio y se esfuerzan para cumplir con las expectativas que eso conlleva, otras simplemente piensan que son merecedores de las oportunidades de facto, solo por su posición de privilegio.
El privilegio es el concepto sociológico de que algunos grupos de personas tienen las ventajas relativas a otros grupos. El término es generalmente utilizado en el contexto de desigualdad social, particularmente con consideraciones para etnia, género, edad, orientación sexual, discapacidad y clase social.
Los elementos concretos de privilegio pueden ser financieros o materiales como acceder a alojamiento, educación, y trabajos, así como otros de tipo emocional o psicológico, como el grado de autoconfianza y comodidad, o tener un sentido de pertenencia o valor en sociedad.
Todos sabemos que una posición privilegiada abre puertas
Nicole Jones Young, profesora asistente de comportamiento organizacional en el Franklin & Marshall College en Lancaster, Pensilvania, posee una fascinación por cómo el trasfondo socioeconómico de una persona se traduce en cómo se percibe en el trabajo. Muchas veces, dice ella, se perciben favorablemente. Ella se sorprende de cómo algunas personas actúan como si estuvieran destinadas a ocupar la oficina del jefe.
Jones reflexionó sobre esa pregunta mientras leía las numerosas conclusiones de estudios publicados por investigadores de la Universidad de Stanford y la Universidad de Virginia en el Journal of Personality and Social Psychology: Interpersonal Relations and Group Processes, donde concluyen que: "Las personas con una clase social relativamente alta son más seguras de sí mismas". Y, la realidad es que muchas personas son atraídas hacia esta actitud, provocando un efecto en cadena donde "las ventajas producen ventajas".
¿Qué significa ser competente?
Una persona competente es aquella que pone en práctica competencias específicas que muestran su aptitud para ese fin. Ser competente en el campo profesional consiste en saber resolver problemas y situaciones del trabajo de forma autónoma.
Es como si una persona llevara consigo un bolso en dónde va depositando los conceptos, procesos, habilidades y aptitudes. Ante una situación determinada, hay quien sabe sacar provecho del contenido de su bolso y demuestra ser competente. Otros, teniendo un bolso lleno o de lujo, no saben qué usar ni en qué momento hacerlo.
Por ejemplo, en referencia a una competencia básica de matemáticas, hay niños que saben sumar, restar, multiplicar y dividir, pero no saben aplicarlo para calcular si les dan bien el cambio cuando van a comprar… No basta con saber, hay que saber hacer.
Cuando una empresa abre un proceso de selección para elegir al candidato más indicado para un puesto de trabajo, las entrevistas de trabajo, las pruebas situacionales y los test psicotécnicos están orientados a elegir al candidato más competente, aquel que tiene una formación profesional y una experiencia laboral adecuada y comprobada para el desempeño del puesto de trabajo. El candidato elegido debería ser el más competente.
El privilegio puede crear un semblante de competencia
Es difícil no sentirse impresionado por una persona, con una educación de una universidad de gran prestigio, un traje a la medida y conexiones con personas influyentes. De acuerdo a los autores Peter Belmi, profesor asistente de liderazgo y comportamiento organizacional en la Universidad de Virginia, y Margaret A. Neale, profesor de administración en la Universidad de Stanford, "La influencia de la clase social tiene implicaciones importantes sobre cómo se perpetúan las jerarquías de estatus".
Una persona que goza de privilegios puede llegar a reuniones con habilidades sociales que son invaluables para ascender en la escalera corporativa: pueden haber aprendido a interactuar con fluidez a una edad temprana y sentirse cómodos hablando con los directivos como si fueran viejos amigos. Saben cómo afirmar las ideas de las personas y hacer que se sientan bien consigo mismas, y tal vez incluso reempaquetarlas para sí mismos.
Pero, ¿qué pasa si son mejores siguiendo la corriente que generando ideas propias?
La gestión de primeras impresiones puede en algunos casos, triunfar sobre la inteligencia per se, según la última investigación. Existen personas que a menudo suponen que estas personalidades son más competentes que ellos, lo que perpetúa la desigualdad social y confiere una ventaja psicológica a esas personalidades, incluso si son menos competentes que los compañeros de trabajo, ya que pueden proporcionarles un camino hacia la ventaja social al aparentar ser más competentes a los ojos de los demás.
¿Cómo utilizar una posición privilegiada a tu favor y generar valor?
Si gozas de algunos privilegios pues sientete afortunado(a), pero no lo des por sentado. Sé inteligente, usa esa inercia a tu favor y ponlo en buen uso. Mantente estudiando y a la vanguardia, prepárate bien y pon esos recursos en práctica, atrévete a innovar, rompe paradigmas y lleva a la organización a nuevos niveles.
Si no gozas de privilegios pues no te dejes intimidar, usa tus talentos y tus habilidades y prepárate para mercadearlas. No seas miope ni testarudo(a), algo puedes aprender de los privilegiados especialmente la manera en que se desenvuelven, pero sin sobrepasar la confianza de los directores, clientes o cualquiera que personifique una posición de poder.
El nombre de juego se llama generar valor, quién logre maximizar su potencial ganará.
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